Cuando se hablaba de la sexualidad y el licor se daba por entendido que el tema era exclusivo de los varones. Tardo mucho la ciencia en darse cuenta que esta adicción podía afectar a la mujer. Fue en la década de los setentas que se entendió que el problema del alcoholismo se había extendido de manera importante a la población femenina. 

La dinámica de la mujer alcohólica es diferente a la del varón. Es frecuente que su consumo pase desapercibido socialmente ya que las mujeres rara vez visitan una clásica cantina o el típico bar de pueblo. Por lo general su consumo es casero y casi siempre a escondidas de los familiares. 

Algunas son  mujeres jóvenes solteras que estudian y viven en un apartamento ya sea solas o compartiéndolo con una amiga o compañera laboral o académica, con las cuales comparten este vicio. Muchas comenzaron a tomar a temprana edad casi siempre en conciertes o bailes juveniles. Por la carencia de familiares cercanos es frecuente que estas mujeres padezcan de esta enfermedad por años sin recibir ayuda y muchas abandonan los estudios y con frecuencia pierden reiteradamente los trabajos. 

Otras son mujeres casadas con hijos, que beben mientras el esposo está en el trabajo y los hijos en las escuelas. Aun cuando pasan muchos años guardando su secreto, llega el momento en que los efectos del alcohol la delatan sobre todo por la inestabilidad en la relación e pareja y en su rol de madre. Afortunadamente en muchos casos el auxilio familiar les permite salir adelante.

Recordemos que el alcohol en la mujer al igual que en el varón afecta de manera considerable la respuesta sexual. Por un lado, tiende a disminuir el deseo sexual al punto que es común una pérdida total en el apetito sexual. También, el licor disminuye la lubricación sexual al punto que condiciona cuadros de resequedad vaginal y dolor e irritación tanto durante el acto sexual como posteriormente. Los efectos negativos también repercuten sobre el placer sexual, así la mujer bajo los efectos del licor experimenta una dificultad creciente en la consecución del orgasmo, dificultad que es mayor entre más licor se consuma.

Desde luego los efectos sobre la sexualidad son quizás los menos importantes en relación al efecto devastador del licor en la vida social, familiar, afectiva y laboral. Nuestra sociedad tanto el plano general como en el plano personal y sobre todo en el rol de padres tiene que entender que hoy el alcohol es una amenaza tanto para hombres como para mujeres.