Mencionábamos el llamado Síndrome de Pam, -en referencia según algunos sitios a Pamela Anderson- consiste en el deseo insatisfecho de algunas mujeres con el tamaño de sus pechos a pesar de múltiples cirugías.

Además, es común que el descontento involucre otros parámetros, como el aspecto del seno, la distancia entre uno y otro seno, la altura  así como la ubicación del pezón. La publicidad y los medios de comunicación, crean falsas expectativas, al hacer creer que la cirugía estética es casi milagrosa y que toda mujer tendrá el pecho que desea. Esto es absolutamente falso.

Las mujeres que desean prótesis muy grandes y que nunca están contentas con el tamaño de sus pechos; pueden tener un problema mental que provoca una alteración en la percepción de su imagen corporal. Desde luego, recién operadas, estas mujeres experimentan un consuelo temporal, sobre todo porque el pecho está hinchado. Pero este consuelo enseguida desaparece cuando las mamas alcanzan el tamaño final. 

Muchas no aceptan que el problema está en su mente y no en su seno. Se  auto justifican con frases del tipo “a mí me gustan los pechos grandes”, “así es mi gusto,” cuando en realidad tienen un problema perceptivo mentalmente evidente. Cuando existe esta alteración de la imagen corporal, la cirugía sólo es un consuelo temporal.

Además de las consideraciones estéticas, la implantación de prótesis muy grandes aumenta el riesgo de complicaciones a corto, medio y largo plazo. Por un lado, pueden convertir a la mujer en una “atracción” sea familiar, social o pública, con todas las  implicaciones psicológicas y mentales que suelen dificultar su vida social y familiar.

Por otro lado, pueden provocar problemas músculo esquelético sobre todo en la columna vertebral y los músculos del tórax y la espalda al punto que, a veces, es necesario volver a intervenir y poner prótesis mamarias más pequeñas. 

Finalmente, debemos resaltar que lo que se considera grande o pequeño en materia de implantes es relativo. Por ejemplo, un implante de 400 cc, puede ser muy grande para una mujer y pequeño para otra.

Las medidas y proporciones del tórax y del cuerpo de la mujer, serán determinantes en la elección del tamaño adecuado. Por eso es importante que la mujer, antes de operarse, se ponga diversos tamaños de prótesis con un brassier para que decida cuál es el que desea.