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Siglo XXI

EL INFANTE Y SUS RIESGOS

Tema de nuestro interés.

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EL INFANTE Y SUS RIESGOS

Recientemente se han venido divulgando amargas noticias, que indican que nuestros menores de edad inician la vida sexual en edades tan tempranas como los once años. A la vez, nos dejan la sensación de que no podía ser de otra manera, debido a todos los cambios que nuestra cultura ha venido experimentando en materia sexual.

Escribir al DR. Mauro Hoy

La sociedad se ha vuelto altamente permisiva con los mensajes sexuales que se imparten a través de los medios de comunicación. Sin embargo, sigue siendo muy limitada y restrictiva respecto a los temas de educación sexual que reciben los niños en nuestros centros educativos. Se ha creado una situación donde el infante vive inundado de estímulos sexuales, pero no posee la información para tramitarlos y no ser presa de una estimulación tan rapaz.

A lo largo de toda nuestra historia, la sexualidad era un tema de adultos. Solamente  algunos jóvenes, ya  mayores, metían la nariz en ese mundo de adultos. Se mantenía la máxima que los niños no tenían espacio en ese mundo. 

Cuando los mercaderes se adueñaron del planeta y las grandes corporaciones extendieron sus tentáculos sobre nuestros países; comenzamos a ver con mucha preocupación y tristeza, como en el afán de vender, los niños se convirtieron en un mercado meta, en el objetivo de muchas campañas publicitarias. 

Bajo la premisa de “El sexo vende”, se fueron filtrando mensajes sexuales en campañas publicitarias dirigidas a menores. Florecieron los grupos musicales infantiles, que dejaron de cantar sobre hadas y encantos; y que llenaron de sexo, pasión y amor las canciones para los niños. 

En esa misma línea, las series infantiles dirigidas para niños de ocho años, comenzaron a tener un alto contenido sexual y emocional. Así, sus temáticas ahora se centran en parejas, en sexo, en atracción; incrustando una temática típica de adultos en la mente de los infantes. 

Esto se agrava aun más, porque en el nombre de la libertad y del contrato de servicios, las empresas de televisión por cable llevan a nuestras casas programación de adultos, que, como todo mundo sabe,  también ven los niños. Hay que recordar que los padres en nuestra sociedad no pueden velar por lo programas que ven sus hijos.

Así, canales como “E”, por ejemplificar uno de tantos, que tiene una programación sexuada y con un contenido de valores muy distante a nuestra ideología; son los favoritos de nuestros infantes y  de una u otra forma, van perfilando en nuestros hijos una forma muy peligrosa de ver el sexo. 

El sexo, entre otras cosas, es una experiencia sumamente gratificante. No hay comparación con el placer y las sensaciones que genera. El problema surge cuando nos quedamos con esa única visión del sexo, es decir, cuando se ignora que la sexualidad también genera enormes peligros, entre ellos las enfermedades venéreas, el embarazo a destiempo, el aborto y el sufrimiento emocional. 

En nuestra cultura, el sexo es el origen de grandes desilusiones. Muchos recurren al licor y a las drogas en el nombre de un desamor. Muchas personas inmaduras han lidiado con la idea de un suicidio en el nombre del despecho. Muchos han caído en depresiones largas y tormentosas por un desengaño amoroso. Por eso, el sexo o su versión sublime, el amor emocional, no es un asunto para jóvenes y mucho menos para niños.

Desde 1985, la OPS viene señalando que los menores de edad son el grupo que más se contagia de enfermedades venéreas. Es obvio que, con la mentalidad que prevalece antes de la etapa adulta, difícilmente se piensa en los métodos de barrera, difícilmente se utiliza el condón y difícilmente se tiene en mente el riesgo de un contagio. Por eso, el sexo no es para los jóvenes y mucho menos para los niños. 

¡Qué decir del embarazo no deseado en menores de edad! Cerca del 20% de todos los embarazos que ocurren en Costa Rica son de madres por debajo de los 18 años. En el 2007, la noticia tomo un tinte dantesco cuando se contabilizaron más de cincuenta embarazos en escolares. Sobra mencionar los fuertes efectos que tiene un embarazo sobre el desarrollo emocional, vivencial, personal y escolar en esos momentos de la vida.

Hoy, que se solo se habla de comercio- e independientemente de que esto sea bueno o malo- hay que recordar que la apertura comercial implica una apertura de nuestros valores, que la globalización conlleva que las nuevas generaciones crezcan con una visión muy distorsionada de la realidad. 

Ya sabemos que al comercio no lo para nadie. Sabemos que la ambición es reticente a la reflexión, sabemos hasta dónde se puede llegar “por unos dólares más”. No queda otra salida más que proteger a nuestros hijos, no queda más que dedicarles tiempo, ofrecerles diversiones sanas, velar por su desarrollo y educarlos sexualmente.

Hace unos años, pedíamos que se protegiera a los adolescentes de un inicio apresurado de su vida sexual. Hoy nos damos cuenta que, como sociedad, no hicimos nada efectivo al respecto y hemos perdido terreno. Hoy nuestra petición se amplía: tenemos que proteger a nuestros jóvenes y a nuestros niños de un inicio apresurado de su vida sexual.

Luchemos para que los niños vivan su infancia, con dulces, deportes y fantasía. Procuremos que nuestros adolescentes vivan su juventud, con estudio, ejercicio, ilusiones y utopía, para que así no engrosen esas casuísticas devastadoras que hoy retratan la realidad de nuestro país.

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